dilluns, 23 d’octubre del 2017

EL BLOQUEO CEREBRAL DEL NIÑO. Víctor Casaprima

Ja fa un temps que vaig trobar aquest article del Dr. Víctor Casaprima Sagués a la WEB de: 
https://www.facebook.com/notes/tomatis-catalunya/el-bloqueo-cerebral-del-ni%C3%B1o-dr-v%C3%ADctor-casaprima-sagu%C3%A9s/1314976968569394/


EL BLOQUEO CEREBRAL DEL NIÑO
Dr. Víctor Casaprima Sagués

Decimos que un cerebro está bloqueado cuando no consigue funcionar correctamente y no existe ninguna lesión o alteración grave que lo impida. Es una situación que encontramos diariamente en la consulta, que afecta a muchos niños en edad escolar y que bien vale la pena que se conozca.
La mejor forma de entender que es un bloqueo cerebral es explicarles un caso concreto. 

Refieren un desarrollo tardío del lenguaje, de modo que, en la guardería les aconsejaron aplicar un tratamiento de logopedia desde los tres a los cinco años de edad. La respuesta fue bastante satisfactoria.
Luis es un chico de 13 años, que acude por primera vez a nuestra consulta el pasado mes de octubre. Los padres no se explican que, a los dos años, era un niño alegre, juguetón y vivo, aunque algo sensible e inquieto. 
En el parvulario, comentan a los papás que el niño tiene dificultades para discriminar las formas y que, a pesar de ser un chico listo, le cuesta aprender los colores. A los cuatro años, les dicen que le cuesta distinguir las vocales y los números, que los hace al revés y, finalmente, le diagnostican dislexia. Por este motivo, se ponen en manos de una reeducadora y Luis recibe un tratamiento de reeducación desde los seis a los nueve años. Repite el segundo y cuarto cursos de primaria.

Luis y sus padres llegan desalentados a nuestra consulta porque han probado todos los sistemas: premios, castigos, amenazas, etc., para intentar que Luis se concentre, estudie y haga los deberes. El empieza estar muy deprimido, desganado y desmotivado, hasta el punto de que ya no quiere ir al colegio porque no se siente a gusto con sus compañeros. La mamá explica que, a los cuatro meses de embarazo, tuvo pérdidas y estuvo muy preocupada porque creía que lo iba a perder. El parto fue provocado y acabaron utilizando fórceps. Luis empezó andar a los 10 meses, después de haber usado parque y andadores. 
Es un niño diestro -escribe con la mano derecha-, que utiliza el ojo izquierdo como ojo dominante. Por lo tanto, no ha conseguido construir un buen sistema de ordenamiento de la información a nivel cerebral. No posee unas coordenadas, se pierde en el espacio y en el tiempo.

En el momento actual, mediante nuestra exploración funcional, detectamos un desarrollo muy desorganizado de su psicomotricidad, con problemas para utilizar mecanismos de coordinación propios de su edad. También evidenciamos grandes dificultades para mover bien los ojos. Sus ojos son torpes, se mueven con lentitud en eficacia y le impiden leer bien. Además, presenta un problema grave de bajas agudezas en el ojo derecho que, hasta el momento, nadie ha detectado. A los seis años, habían dicho a los padres que tenía un coeficiente intelectual absolutamente normal. Y, efectivamente es listo, pero no sabe definir muy bien las diferencias que existen entre una decena y una centena y sigue sin entender las operaciones “llevando”. Además de ser listo, es muy sensible y se siente enormemente fracasado al comprobar que no se aclara en el mundo de los códigos. Se siente muy distinto de los demás. 

Al explorarle comprobamos que, efectivamente, su nivel de desarrollo no supera los cuatro años, tanto desde el punto de vista afectivo, como de organización mental. Pero no debemos olvidar que es un chico listo e inteligente, que no ha conseguido construir mecanismos de codificación y descodificación y que está fraguando un futuro muy complejo.
La causa de su problema es un trastorno de desarrollo que afecta los mecanismos básicos de comunicación entre los dos hemisferios y una marcada pobreza de la función visual que bloquea totalmente el ojo derecho, que debería ser su ojo dominante. Así que, imagínense cómo puede funcionar un “sistema nervioso” en el que el oído dominante es el derecho, el ojo dominante el izquierdo, los dos hemisferios cerebrales se comunican mal y trasvasan poca información, y los mecanismos de respuesta parten del lado derecho (mano derecha). No es de extrañar que el chico se haga pipí en la cama, manifieste en casa conductas que desesperan a los padres, que consideran que no supera la conducta de un niño de cuatro años : rabietas, escasa tolerancia la frustración, incapacidad para participar en un juego familiar y perder, etc. La solución es tratar la causa y llegar a desbloquear el sistema. Así lo planteamos a los padres y así lo aceptan ellos. 

Lo que no debemos hacer es aplicar, indiscriminadamente, tratamientos dirigidos a suprimir o modificar los síntomas que presenta, siguiendo el procedimiento de la lógica simplista que propone: si el niño no se sienta, hay que colocarle sentado; si no anda, hay que ponerlo de pie; si no habla, hay que enseñarle hablar; si no lee o le cuesta leer, tiene que leer una hora cada día; y si no aprende, hay que repetirle muchas veces aquello que no entiende.
Tenemos a nuestro favor las ganas que Luis tiene de resolver su problema y poder llegar a demostrar todo lo que sus sistemas de función pueden llegar a dar de sí. El camino que hay que recorrer está muy claro porque lo hemos recorrido con éxito en múltiples ocasiones. La clave del éxito está en entender el desarrollo infantil desde una concepción global Cuando un niño presenta un problema de maduración o de rendimientos, hay que estudiar lo primero desde el punto de vista funcional, hacer un diagnóstico causal y, en todo caso, remitirle a un profesional especializado en un tema determinado que se considere prioritario. En el caso de Luis, dimos a los padres y a los educadores unas determinadas estrategias educativas: les enseñamos unos ejercicios para organizar el trabajo combinado de los dos hemisferios cerebrales y mejorar la respuesta motora, prescribimos un tratamiento bilógico que nos facilitará el desbloqueo y, además, le remitimos a un optómetra para que nos ayude a mejorar la funcionalidad de su visión. Esta historia corresponde a un caso típico de bloqueo cerebral. 

www.tomatiscatalunya.com info@tomatiscatalunya.com 

Es el caso de un cerebro sano, que llega a este planeta habiendo vivido una amenaza de “muerte” al cuarto mes de gestación, que nace en unas condiciones ligeramente “traumáticas”, pero llega a nuestro regazo con un riquísimo proyecto para desarrollar y que detiene su proceso de maduración en el momento en que se establece un choque intenso entre sus capacidades reales y las exigencias del medio. Miren a su alrededor, piensen en sus hijos, sobrinos y nietos, porque pueden tener muy cerca uno de estos niños que no se desarrolla porque nadie ha descubierto la causa de su problema. 


Instituto Médico del Desarrollo Infantil. Via Agusta, 9, 3ª1ª. 08006 Barcelona. 
Tel. 93-2187158

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