diumenge, 18 de juny del 2017

LAS RAZONES POR LAS QUE UN BEBÉ DEBE GATEAR

Es el entrenamiento perfecto para desarrollar la lateralidad y la convergencia ocular.

Olvídese de andadores y deje que explore el mundo desde el suelo


Variante en la que el bebé parte de la posición sentada y se balancea utilizando pierna, mano y pie de un lado. GORKA SAMPEDRO.

¿Recuerda el vídeo del experto en Corea de la BBC que se hizo viral por la espontánea aparición de sus hijos en pantalla? Sí, ése en el que los niños, ignorando que su padre intervenía en directo, irrumpían en la habitación, uno de ellos pilotando un tacatá, aparato que algunos hacía años que no veíamos fuera de los álbumes familiares. "Sí, a mí también me llamó la atención", dice María Jesús Esparza, pediatra y secretaria del Comité de Seguridad y Prevención de Lesiones No Intencionadas en la Infancia. "En España su uso es residual, se ve más entre la población inmigrante que mantiene la costumbre, suele ser uno de los regalos que reciben por el nacimiento".
La Asociación Española de Pediatría (AEP) a la que pertenece dicho comité desaconseja el uso de este tipo de dispositivos por un doble razonamiento. "Existe la creencia de que ofrecen seguridad al niño y le ayudan a aprender a caminar y ni una cosa ni la otra", explica Esparza. En el primer caso, las estadísticas confirman que aumentan la posibilidad de accidente doméstico por "caída, especialmente en hogares de dos plantas, pero también porque les permite alcanzar o tirar cosas, apoyarse en una superficie caliente...". Esparza sabe bien de lo que habla, pues más allá de su especialización, ella misma volcó con un andador en el bordillo del balcón; sirva la anécdota, que se saldó con puntos en el labio, para ilustrar la casuística que ha motivado que en un país como Canadá esté prohibida su venta.

  • Mejor en el suelo
La segunda derivada es que, lejos de lo que se pueda pensar, no contribuye al desarrollo motor. "Descarga el peso donde no debe, en la zona de la pelvis, el niño pierde el control de su cuerpo y del equilibrio, y comienza a andar sin aprender las distancias con el entorno respecto de sí mismo", apunta Verónica Alonso, directora del Centro de Terapia Infantil Creare en Colmenar Viejo (Madrid). La única ayuda que un bebé necesita para el desarrollo motor en los primeros meses está al alcance de cualquiera y no requiere desembolso extra: el suelo. ¡Y a gatear!
Existe consenso en la importancia de esta fase del desarrollo, pero ¿acaso les damos la oportunidad? "¡Qué fuerza tiene ya en las piernas!". "Pues el mío mayor a los 10 meses ya andaba"... Son frases habituales en esa extraña fiebre de anticipación que suele afectarnos a los padres. Lo cuenta María Martín, profesora de yoga, quien con "toda la buena intención y como había visto siempre, ayudaba a mi hijo a moverse, a levantarse, le sentaba utilizando cojines, le daba las manos para que caminara...". ¿Se reconoce?.
Beneficios
"El gateo influye en el sistema vestibular y en la propiocepción. Contribuye a crear conexiones entre los dos hemisferios cerebrales, se relaciona con la organización del cerebro, fortalece el patrón contralateral, requisito para el aprendizaje, y ayuda a integrar reflejos", explica Alonso. A su centro llegan niños "que con seis años no coordinan bien los lados del cuerpo para montar en bici o para recortar con las tijeras", pone como ejemplo. Esas dificultades en algunos casos se relacionan con una lateralidad mal establecida, a juicio de la terapeuta, lo más importante. "No es tan relevante el gateo en sí, porque los niños tienen interés en desplazarse y al final lo hacen, sino la simetría: que no haya preferencia por un lado, que el volteo se inicie hacia ambos, que el arrastre sea con todo el cuerpo... Si les damos la oportunidad y libertad de movimiento, los niños siguen el patrón natural de sujetar cabeza, volteo, arrastre y gateo", confirma, cada uno a su tiempo y a su manera, sin que ello deba preocupar en exceso.
Mención aparte merecen los beneficios para la salud ocular. "Un gateo con patrón cruzado asienta bases neurológicas muy importantes para una posterior visión y un aprendizaje correcto", señala Antonio Verdejo del Centro de Optometría Verdejo (Madrid). "Es fundamental para la acomodación de la vista a una distancia entre 40 y 60 centímetros, para la convergencia ocular clave después en la lectura y para el desarrollo de la habilidad viso-espacial". No se alarme, el hecho de que su hijo no gatee no es determinante de nada, pero lo cierto es que se pierde una etapa interesante. Lo corrobora la experiencia de María Martín, que observó cómo su pequeño se sentaba con la espalda curvada y, tras investigar un poco, decidió volver atrás: "Cambié de perspectiva: me tumbé con él, dediqué tiempo a jugar en el suelo, a pasar por debajo de la mesa...". Nunca es tarde para echarse al suelo.


Article extret de:
 http://www.elmundo.es/vida-sana/familia-y-co/2017/05/04/5902434a46163ff9348b464f.html



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