Aquest article ha estt extret de: http://t.bebesymas.com/desarrollo/lactancia-y-lenguaje
¿Os habeis planteado alguna vez si lactancia y lenguaje tienen alguna relación? A simple vista parece que no, pero nada más lejos de la realidad ya que la lactancia materna es muy importante para un óptimo desarrollo del lenguaje.
¿Cuál es la razón? Es muy simple: al pronunciar los distintos fonemas (es decir, los sonidos del habla) entran en participación distintas estructuras de nuestra cara, como son la lengua, los labios o el paladar, entre otros. Y para que se pronuncien adecuadamente, estos órganos deben tener un adecuado tono muscular y una correcta posición anatómica.
Por otro lado, estas mismas estructuras orofaciales son las mismas que se emplean durante la succión y la deglución, movimientos que realiza el bebé durante el periodo de lactancia. Cada vez que nuestro pequeño es amamantado, comienzan a realizarse una serie de movimientos musculares que precisan una gran coordinación.
¿Cómo ayuda la lactancia en las estructuras orofaciales?
Mientras se lleva a cabo el proceso de amamantamiento, los músculos orbiculares de los labios (músculos encargados de, principalmente, a cerrar los labios y vaciar el interior de la boca, además de ayudar a la hora de soplar, besar o silbar) se ejercitan con el contínuo esfuerzo de la succión.
Esto también tendrá efecto sobre el crecimiento de la mandíbula, que se encuentra inicialmente por detrás del maxilar superior, llegando a su posición adecuada sobre el octavo mes de vida.
La lengua también se ve beneficiada con la succión durante la lactancia, ya que con sus contracciones poco a poco va ocupando su correcto lugar, ayudando en la configuración del paladar.
De este mismo modo, ayuda a que nuestro pequeño se acostumbre a utilizar una respiración nasal y así evitar que pueda sufrir el llamado “síndrome del respirador bucal”.
Después de esto, nuestro pequeño estará correctamente preparado para la salida de los primeros dientes, lo que ayudará al desarrollo óptimo de la masticación.
Lenguaje y lactancia artificial
Tras lo expuesto anteriomente, podemos decir que la lactancia natural tiene más beneficios para el lenguaje que la lactancia artificial. Y esto se ve en que durante la succión con tetina, los movimientos que realiza el bebé son más pasivos, por lo que el trabajo de los músculos y los elementos anteriormente citados será menor y no se desarrollarán tanto como con la lactancia natural.
Las tetinas de los biberones suelen ser más largas y gruesas que el pezón de la madre, lo que causa que la lengua se desplace hacia la base de la boca, no favoreciendo así ni su correcta posición ni el desarrollo de la mandíbula, ya que el bebé no realiza movimientos de avance y retroceso.
Los labios tampoco sellan correctamente, lo que hará que el niño tienda a respirar por la boca, olvidándose de hacerlo por la nariz, como es lo normal y aconsejable, además de dar lugar a problemas dentales (como pueden ser los problemas al morder).
¿Qué factores determinan la producción de fonemas?
Como hemos visto, muchos de los mecanismos implicados en la producción de los diferentes fonemas son los mismos que intervienen durante el proceso de succión. Por eso es muy importante llevar a cabo un correcto desarrollo para evitar dificultades posteriores en el habla.
Si desde edades tempranas tendemos a la lactancia artificial, y ésta se prolonga en el tiempo, estaremos repercutiendo de forma poco favorable en el lenguaje oral. ¿Cómo? Pues mediante el retardo en la aparición de los primeros fonemas y de las primeras palabras.
Es por ello que una correcta succión y deglución son de vital importancia para el óptimo desarrollo de las estructural orofaciales y así prevenir alteraciones del lenguaje. Aunque, también hay que recordar que para prevenir estos problemas futuros, también es muy importante una correcta estimulación del lenguaje por parte de los padres
Conclusión
Lactancia y lenguaje tienen una relación más importante de lo que podemos pensar en un principio. Después de todo, el desarrollo del lenguaje es una suma de factores (orgánicos, ambientales…) en los que hay que tener en cuenta también el tema de alimentación durante la primera infancia.
Una menor ejercitación del movimiento muscular puede disminuir la estimulación del crecimiento y la forma de las estructuras orofaciales, condicionando la aparición de posteriores problemas, no sólo del lenguaje, sino de alimentación o respiración.
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