diumenge, 12 d’abril del 2020

LA MISTERIOSA CONEXIÓN ENTRE OJOS Y TÍMPANOS


Arran d'un curs sobre audició i visió he conegut aquest article del enllaç següent:


La misteriosa conexión entre ojos y tímpanos.
Un equipo de neurocientíficos ha descubierto que cuando movemos los ojos, los tímpanos lo hacen en sincronía.

Ocurre aunque nos encontremos en completo silencio.

Si desplazamos los ojos a los lados mientras mantenemos la cabeza en posición recta, se producen cambios en la presión de nuestro canal auditivo y vibraciones que hacen que los tímpanos también se pongan en movimiento

Es más, el equipo de neurocientíficos que se ha percatado de ello asegura que, por sorprendente que parezca, esto último ocurre unos milisegundos antes de que los ojos se muevan, lo que, en su opinión, sugiere que un mismo mecanismo cerebral controla ambas cosas.

"En esencia, es como si el cerebro planease mover los ojos y, en ese momento, dijese 'espera, mejor que también lo hagan los tímpanos'", explica en un comunicado la profesora Jennifer Groh, de los departamentos de Psicología y Neurociencia y Neurobiología de la Universidad Duke, que ha coordinado esta iniciativa.

En un artículo publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, los investigadores, pertenecientes a distintas instituciones estadounidenses, señalan que cuando examinaron este fenómeno en humanos y en macacos Rhesus obtuvieron idénticos resultados.

Los científicos saben desde hace tiempo que en nuestra capacidad visual y auditiva participan tanto los ojos como los oídos.

De hecho, la mayoría de la gente encuentra que es más fácil entender a una persona si pueden verla, en concreto si prestan atención a sus labios.  No obstante, la forma en que el cerebro combina ambos tipos de información aún suscita muchos interrogantes. Groh y sus colaboradores sospechan que esta sincronía facilita nuestra comprensión del entorno.


Un mecanismo básico

En un experimento, se les pidió a dieciséis voluntarios a los que se habían colocado unos micrófonos muy sensibles, capaces de captar las vibraciones de los tímpanos, que siguieran con sus ojos las evoluciones de un led. Los expertos encontraron que cuando los movían, sus tímpanos lo hacían en consonancia con ellos y que los movimientos más pronunciados ocasionaban asimismo mayores vibraciones.

La cuestión es que aunque los tímpanos responden sobre todo a los sonidos que les llegan del exterior, el cerebro también puede controlarlos a través de unos pequeños huesos situados en el oído medio y unas células con microvellosidades en la cóclea, una estructura del oído interno.

Este mecanismo ayuda a modular al intensidad del sonido y produce las denominadas emisiones otoacústicas.


diumenge, 5 d’abril del 2020

LOS PRIMEROS 1000 MINUTOS DE VIDA DE UN BEBÉ



Extret de: 

Los primeros mil minutos de vida de un bebé
El parto y la maternidad se han medicalizado mucho tiempo. Ahora la ciencia reivindica recuperar la piel con piel, el pecho a demanda o la separación cero, porque los primeros momentos tras el nacimiento son fundamentales para el futuro.
Los primeros mil minutos de vida de un bebé


"El cuerpo de la madre es la mejor máquina jamás inventada. Aporta nutrición, temperatura, glucosa, desarrollo cerebral y salud con un coste mínimo". Nils Bergman sabe bien de qué habla. Este africano de adopción nacido en Suecia empezó a trabajar en 1988 como médico en el Manama Mission Hospital, en Zimbabue, uno de los países más pobres del mundo. Todo era muy rudimentario y no tenían incubadoras ni tampoco medios para tratar a los bebés que nacían antes de tiempo, por lo que, para desesperación de Bergman, la mayoría de prematuros acababan muriendo.
Entonces este médico, hijo, nieto y bisnieto de médicos misioneros, oyó que en Bogotá estaban usando un método que habían bautizado como canguro: nada más nacer colocaban a los recién nacidos prematuros desnudos sobre el abdomen de sus madres. Gracias a aquello, comenzaban a regular su temperatura corporal, el ritmo cardíaco y no morían. Y Bergman empezó a replicar aquel sistema en Zimbabue.
"Eran bebés que nacían con apenas 800 o 1.000 gramos, con menos de 30 semanas, y tras ponerlos piel con piel, ¡sobrevivían! Era increíble. Incluso abrían los ojos y te miraban, y eso que sus cerebros no estaban formados", recuerda este médico, que tras aquellas primeras experiencias se puso a investigar por qué ocurría aquello y qué beneficios concretos comportaba adoptar esa postura del canguro. Gracias a sus estudios y descubrimientos, hoy en día este médico es una de las más reputadas voces mundiales en desarrollo de la neurociencia del bebé recién nacido o perinatal. Junto a su mujer, Jill Bergman ha sentado las bases científicas de conceptos como el cuidado piel con piel, el método canguro y la separación cero, y asegura que los mil primeros minutos de vida son sumamente importantes para la existencia.

"No hemos inventado nada nuevo. Sólo hemos recordado aquello que durante millones de años ha hecho nuestra especie y que hacen el resto de mamíferos", afirma serio Nils Bergman. "Reivindicamos volver a algo que está escrito en nuestro ADN y que parece que hemos olvidado. Cosas como el contacto piel con piel y la lactancia materna es lo que nuestro genes esperan. Y es lo que fomenta el buen cableado del cerebro, que se establezcan las conexiones necesarias para su buen funcionamiento", añade.
Para Violeta Tenorio, neuróloga pediatra de BCNatal (Clínic-Sant Joan de Déu), "se trata de volver a nuestro instinto, a todo lo que hemos abandonado, sobre todo a partir de los setenta, cuando se medicalizó todo mucho, también la maternidad". Entonces, se empezó a generalizar lo de separar al recién nacido de la madre nada más nacer, que durmiera solo en su cuna, que tomara leche siguiendo unos horarios. "Hoy sabemos que todo eso que hacíamos provocan un gran estrés en el cerebro del niño y perturbaban su desarrollo normal", subraya esta neonatóloga.


Los primeros mil minutos
A diferencia de otras especies, al nacer el ser humano es bastante inmaduro. La estructura de su cerebro va madurando en función de los genes y la biología, pero también por la interacción con el medio. En las últimas dos décadas se ha visto que las experiencias que tenemos afectan a la construcción del cableado neuronal y modelan el cerebro, lo que afecta al desarrollo futuro tanto emocional como intelectual, a la memoria, a la atención y al aprendizaje. "La mielinización (un proceso en el que las neuronas se recubren de mielina, una sustancia lípida blanquecina que facilita la transmisión de impulsos nerviosos entre las células nerviosas) no se detiene hasta los 15 años. Al nacer, el bebé tiene muy pocas zonas del cerebro mielinizadas, sólo aquellas asociadas a las cosas más instintivas o de supervivencia. Es como si fuera un lienzo en blanco y podemos influir en él", explica Violeta Tenorio.

Y al parecer los mil primeros minutos de vida resultan cruciales en ese proceso, tal como reivindica el matrimonio Bergman. Corresponden más o menos a la primera noche y el primer día del niño y es el periodo durante el cual se establecen las bases para crear el vínculo entre madre e hijo, el llamado 'apego' en jerga científica, esencial para el desarrollo neuronal del pequeño; también para una lactancia correcta. Y ambos deben en ese periodo estar en piel con piel, sin separarse, respetando los procesos naturales e instintivos que se suceden. "Si la madre está mal porque ha habido alguna complicación en el parto puede ser el padre quien esté piel con piel, en separación cero", subraya Nils Bergman.

Y eso que en Escandinavia es un protocolo regular y que, como señala Marta Espar en el libro 'Los secretos de un parto feliz' (Grijalbo), se considera un derecho del bebé en países como Dinamarca, en España hace apenas cinco años que algunos centros, como Sant Joan de Déu, comienzan a aplicarlo. "Está en nuestro instinto. Nuestros ancestros ya hacían eso hace más de un millón de años. Nuestros cerebros se empezaron a desarrollar con la piel con piel y la separación cero. La salud del ADN comienza de esta forma, que activa el olfato y este, el vínculo entre madre e hijo, que a su vez dispara el cableado del cerebro y garantiza la buena salud de nuestros genes", explica Bergman.

De hecho, es así en todos los mamíferos. Cuando nacen, la cría busca a la madre, se huelen y crean un vínculo. "Si tú coges a esa cría y te la llevas nada más nacer, ya sea un caballo, un mono, o un perro, luego la madre no la reconoce y la rechaza", señala Ana Riverola, médico neonatóloga del hospital Sant Joan de Déu. "Es algo instintivo que va asociado al concepto de vida. Sin ello, nos hubiéramos extinguido", añade.


Forjando el apego
Nada más nacer se produce un periodo muy especial que dura alrededor de dos horas, en que el bebé está alerta pero tranquilo. Está provocado por dos hormonas que se segregan durante el parto, la oxitocina y la noradrenalina, que por una parte estimulan el vínculo entre madre e hijo y, por otra, despiertan el olfato, uno de los sentidos más desarrollados en el bebé al nacer. 

"Ese período es sumamente importante y no se debe perturbar, puesto que es cuando comienza a establecerse el apego entre madre e hijo”, explica la 'doula' Anna Maria Morales. Desde hace ya algunos años, tal como recoge Marta Espar en su libro, psicólogos y psiquiatras reclaman que "estas primeras relaciones se forjen en las condiciones más favorables, ya que la calidad del apego entre madre e hijo establece la primera base de su futuro desarrollo emocional y cognitivo". En brazos de la madre en esos primeros instantes y más adelante empiezan a formarse las redes de conexiones neuronales de este vínculo, que resulta esencial para contener las primeras ansiedades del niño y estimular cualquier relación posterior. Gracias a esta primera estructura mental, el bebé aprende a tolerar la incertidumbre y la frustración.

En este período, además, si se coloca directamente al bebé sobre el abdomen desnudo de la madre, sin cortar el cordón umbilical hasta que deja de latir, este, guiado por el olor materno, repta por su abdomen hasta alcanzar el pezón y comienza a succionar. "El bebé solito sabe cómo hacerlo, es un instinto innato. Y si se le deja hacer, se agarra bien al pezón, sin problemas de lactancia", afirma Riverola.

Respetar estos primeros 120 minutos ayuda en gran medida a que no se produzcan problemas de lactancia más adelante. A veces los bebés integran formas de succionar que no son las adecuadas y entonces se producen grietas, heridas, sangran los pezones u otras molestias. "Cuando el bebé aprieta es una señal. Si el niño se coge mal, aprieta, duele, la madre genera menos oxitocina, lo que reduce el flujo de la leche. Y entonces el bebé aprieta más y así, madre e hijo se embarcan en un ciclo infernal. Todo eso se puede evitar dejando que el bebé siga su instinto en esas primeras dos horas de vida", indica Morales.

Además, se ha comprobado que este primer contacto piel con piel entre madre e hijo ayuda a que el bebé se recupere antes del estrés del parto, se normalicen los índices de glucemia y se regule su temperatura corporal. También la madre se ve beneficiada, puesto que el bebé dispara en ella la segregación de hormonas de placer, de bienestar, que alivian el dolor del parto.


Separación cero
"Separar al bebé de la madre al nacer provoca en los recién nacidos ansiedad y estrés, y además carece de base científica", asegura el doctor Bergman. El cerebro del neonato, recalca Morales, funciona como un cerebro primitivo prehistórico. No razona, ni entiende. Sólo siente. "No sabe que vive en un piso, ni que hay puertas, ni que cuando lo dejan en un lugar, la cunita, los papás están en la cama a su lado. El niño lo único que sabe es que cuando lo apartan de la madre, puede venir un león y comérselo. Tan sólo el olor corporal de la madre, el movimiento, el sonido, el tacto, es lo que le dice al bebé que está seguro".

En cambio, cuando un bebé se siente inseguro, tiene miedo, se estresa, suben sus niveles de ansiedad y comienza a generar cortisol; si los niveles de esta hormona son elevados y se mantienen en el tiempo resultan tóxicos, capaces de perturbar la arquitectura del cerebro, repercutir en su capacidad de aprendizaje y memoria, y provocar que los sistemas de gestión del estrés respondan a umbrales muy bajos. Son niños que suelen ser más irritables, que lloran con mucha más facilidad.

"Separar al bebé de la mamá es negativo. Pero por suerte contamos con un cerebro sumamente plástico y con la capacidad de resiliencia –puntualiza Tenorio­–. No podemos ser deterministas y decir que si el niño es separado de la madre al nacer va a ser un psicópata o no va a tener buena relación con los padres. Hay que tener cuidado con las afirmaciones, porque el cerebro se va modelando".


Una luna de piel
Además de la separación de la madre, otra de las cosas que estresa al bebé, lo angustia y le hace segregar cortisol es pasar hambre. Durante varias décadas se estableció que los lactantes debían comer cada tres o cuatro horas. Pero eso "no tiene ningún sentido y no encaja con nuestra biología. El estómago de un niño de tres kilos de peso no es más grande que una moneda de un euro y apenas le entran 20 ml. Eso es muy poco. Apenas tarda una hora en vaciarse, lo que además coincide con los ciclos de sueño del niño. ¿Cómo lo vas a tener llorando dos horas porque aún no le toca comer?", reivindica Morales.
El sueño profundo es también otro factor esencial en el correcto desarrollo del cerebro del recién nacido. Durante las horas en que el bebé duerme, se forman los circuitos mentales, por lo que es conveniente dejarlo descansar y no despertarlo. "Suelo aconsejarles a las madres que acaban de dar a luz que se pongan el bebé piel con piel y lo tapen con su camisón. Se ha visto que así duermen más profundamente, lo que repercute positivamente en el desarrollo del cableado neuronal y, además, se evita que las visitas que vengan al hospital o luego a la casa quieran coger al bebé, lo despierten y perturben sus horas de sueño", cuenta Jill Bergman. ¿Y qué hacer cuando, una vez en casa, el bebé llora por las noches? Jill Bergman no duda ni un segundo en contestar: "Cogerlo, abrazarlo, calmarlo. El recién nacido no tiene la capacidad cognitiva de gestionar el ser abandonado cada noche, por lo que su cerebro integra un sentimiento de indefensión, de abandono, de inseguridad. Muchas veces callan tras estar un rato llorando y que nadie acuda, pero no quiere decir que estén tranquilos. Es una extinción de su instinto". El cerebro estresado de estos pequeños se adapta pero tiene consecuencias. La amígdala, la región encargada de las emociones primarias como el miedo, está hiperactivada y los predispone a la irritabilidad. Además segregan cortisol, que los hace estar más estresados, aumenta su presión arterial y al final cuerpo y cerebro experimentan un desgaste.

"Es cierto que durante mucho tiempo los médicos hemos fomentado comportamientos como 'si llora, no lo cojas, que se acostumbra', pero ahora sabemos que eso resulta tóxico. Cuando un bebé llora, siempre hay que dar respuesta a esa necesidad. Y eso que dicen de que los bebés manipulan a los padres no tiene ningún sentido. Ni tan siquiera tienen la capacidad mental para hacerlo", asegura Tenorio.

La Organización Mundial de la Salud recomienda que el bebé duerma con sus padres, o bien en la misma cama, o bien en una cuna muy cerca, de manera que pueda oler y sentir que su madre está allí. "Los bebés que duermen con los padres están menos estresados y acaban sincronizando antes los ciclos de sueño. Al mes y medio ya empiezan a dormir más seguido", apunta Morales.

Eso sí, colecho responsable. Si los padres fuman, beben, se drogan, toman medicamentos psiquiátricos o padecen obesidad mórbida es mejor que el bebé duerma separado. Es muy sencillo poner las bases para un individuo sano y feliz", repite Bergman, sin perder por un segundo la sonrisa, una y otra vez. Y entonces vuelve a enumerar: "piel con piel, separación cero, pecho a demanda. ¿Ves qué fácil?".



Anna Maria Morales, del centro Marenostrum, cuenta que "mucha gente compra muchas cosas para el recién nacido, pero siempre les digo a los papás que vienen a hacer consultas al centro o a preparación para el parto que el bebé no necesita nada de eso. Que lo mejor que pueden hacer es invertir en darles su propia leche materna, tacto y contacto. Es la luna de piel que todos los niños merecen".


¿Y ahora qué?
La mayoría de padres leen durante todo el embarazo, asisten a clases de preparación al parto, pero cuando nace el bebé no saben qué deben hacer, cómo cogerlo, la importancia de las primeras 48 horas, la posición adecuada para amamantar, el número de tomas. Y tampoco tienen idea de cómo funciona su cerebro. "Los padres se enfrentan al bebé como si fuera un alien, cuando debería ser lo más natural y espontáneo. Leemos manuales, libros de crianza, buscamos por internet y al enfrentarnos al niño no tenemos ni idea. Lo que te va a dar la respuesta de cómo hacerlo es aprender a escucharlo, entenderlo como un ser individual con necesidades", señala Tenorio.


Cuando nacen antes de tiempo
Se desconoce el motivo pero la tasa de bebés prematuros aumenta significativamente en países desarrollados. Tienen más riesgos de padecer problemas físicos, mentales e incluso de morir. De hecho, cada año fallecen en todo el planeta unos 15 millones de prematuros, un 15% del total de nacimientos; esa cifra en España supone unos 30.000 bebés, uno de cada 13 nacimientos. Son muy frágiles, puesto que sus órganos y sistemas son inmaduros. Son incapaces de controlar la temperatura, de hacer la digestión, de respirar por sí solos. Y son más vulnerables a agentes externos como la luz y el ruido. Además, se ha visto que tienen más riesgos de presentar deficiencias en el desarrollo sensorial y motor, así como dificultades de aprendizaje."Los niños prematuros se encuentran en un período crítico de desarrollo cerebral", explica la neonatóloga Ana Riverola, del hospital Sant Joan de Déu, quien aplica en la unidad de curas centradas en el desarrollo el protocolo Nidcap desarrollado en la Harvard Medical School en los años ochenta. "Lo que hace este protocolo es humanizar los cuidados y tratar al recién nacido como a un ser vivo independiente, capaz de comunicarse". 

Estas curas Nidcap se adoptaron rápidamente en Escandinavia, y luego Gran Bretaña y Francia; en los últimos cinco años han llegado a España. Tienen en cuenta que el bebé esté en oscuridad, como ocurriría en el útero de la madre; en una posición de contención, muy flexionado. Y como el sentido que tienen más desarrollado es el olfato, colocan pañuelos impregnados con el olor de la madre al lado del pequeño.
También resulta esencial respetar el sueño del pequeño. "Para desarrollar partes de su cerebro, necesita dormir. Si todo el día lo estás tocando o no está en condiciones adecuadas, no duerme. Es muy importante saber cuándo están durmiendo y dejarlos descansar para que su cerebro se desarrolle", señala Riverola.


Ni juguetes que hacen ruido, ni mantitas con cosas que cuelgan de diferentes colores. El mejor estímulo para un recién nacido, coinciden en señalar los neonatólogos consultados es estar con sus padres, sentirse queridos. Con el niño en piel con piel, durante las primeras seis semanas de vida, otro buen estímulo es que la madre o el padre le canten canciones. "No hay que inventar cosas complejas para estimular a un bebé", señala Violeta Tenorio, neuróloga pediatra de BCNatal (Clínic-Sant Joan de Déu).

LOS NIÑOS NO PUEDEN COGER LA BAJA

Este artículo ha sido escrito por la doctora María del Mar Ferré Rodriguez.
Sacado del siguiente link: 





LOS NIÑOS NO PUEDEN COGER LA BAJA

¿Qué tienen en común los siguientes casos?
Todos ellos tienen más o menos la misma edad cronológica y, necesariamente y porque la ley así lo establece, todos iniciaron primero de Primaria el pasado mes de Septiembre.

CASO 1. 
Paciente que acudió a nuestra consulta por presentar problemas de tono muscular y coordinación, así como terrores nocturnos.
Fue adoptada a los 4 años y ha seguido un proceso de adaptación muy positivo dentro del entorno familiar, mantiene una buena relación afectiva, se relaciona bien y ha aprendido castellano en muy poco tiempo. Es una niña vivaracha y despierta.
Presenta evidentes dificultades de coordinación motriz, se cae con frecuencia y siempre se golpea la cabeza. Además, valoramos un desarrollo pondo-estatural por debajo de la media.

CASO 2. 
Este niño acudió a nuestra consulta para diagnosticar su lateralidad. De los datos de historia clínica, cabe destacar una prematuridad extrema, ya que nació con 400 gramos y, además, a finales de Diciembre. Permaneció en el hospital 12 meses, necesitó ventilación mecánica varios meses, tuvo que ser sometido a una intervención quirúrgica para resecar parte del intestino y padeció una sepsis.
Hasta el día de la visita, había realizado tratamiento de psicomotricidad (únicamente una sesión semanal de 45 minutos) y acudía a logopedia dos veces por semana.
En el caso de este niño y teniendo en cuenta sus antecedentes, permitieron que demorara el inicio de Primaria un año, tenía que haber empezado el curso anterior, pero, por ley, ya no lo han podido retrasar más.
Aunque los padres acudieron a la consulta para diagnosticar su lateralidad, resultaba completamente imposible hacerlo en condiciones fiables en el momento de la primera exploración. Hay un gran trabajo a realizar, es un niño cuya madurez no corresponde a la etapa de lateralización, sino a etapas muy anteriores, pre-laterales. Es necesario “recuperar” las etapas que no desarrolló, no sólo por sus condiciones de hospitalización, sino porque, lógicamente, su organismo invirtió toda la energía en su supervivencia con pocas posibilidades de invertir en desarrollo.

CASO 3. 
Esta paciente acudió a nuestra consulta derivada por su optometrista para valorar los factores que interferían su atención, además de los problemas visuales que estaban tratando. Presentaba valores muy bajos en todos los parámetros visuales valorados.
Consideramos sumamente relevante tener en cuenta que esta niña permaneció en la UVI los 15 primeros meses de vida. Por tanto, sería lo mismo que en el caso anterior, no sólo se trata de que en esos 15 meses se viera privada de las experiencias de suelo (nunca llegó a gatear), sino que tuvo que dedicar toda su energía a sobrevivir.

CASO 4. 
Este niño acudió a la consulta derivado por su osteópata. Presentaba tendencia a la inquietud, dispersión y conductas hiperactivas. Los padres referían que no había ningún antecedente destacable, tanto el embarazo como el parto se habían desarrollado en condiciones óptimas, fue un bebé sanote y feliz, etc... Pero, al profundizar en la historia, los padres se dieron cuenta de que se había producido un cambio biográfico importante coincidiendo con el inicio de la deambulación.
Inicialmente, no recordaban si había gateado mucho o no, porque tenían varios hijos, pero finalmente recordaron que había empezado a andar a los 9 meses (refieren que “no andaba, corría”) y que a penas gateó unos días. Y se dieron cuenta de que, en ese momento, el niño empezó a cambiar y a mostrarse más irritable.
Valoramos una gran desorganización neuro-senso-psicomotriz, seguía presentando respuestas bimanuales, pese a lo cual ya había iniciado la lecto-escritura (o al menos lo intentaba), así como una falta evidente de normas de conducta, los padres no sabían cómo tratarlo.
Este niño vino una sola vez a la consulta, los padres decidieron no seguir con el tratamiento, porque al niño “no le gustaba hacer los ejercicios” y, además, consideraron que era mejor dedicar el tiempo y el esfuerzo a realizar clases intensivas de lecto-escritura, ya que el colegio tenía un nivel de exigencia muy elevado.

CASO 5. 
Esta niña vino a la consulta porque presentaba un cruce lateral. Había un antecedente de estrabismo, que no había sido intervenido, pero que había sido tratado con oclusión intensiva del que probablemente debía ser su ojo dominante, por lo cual era factible que se tratara de un caso de lateralidad condicionada por esta circunstancia.
Pese a estas dificultades, la evolución escolar era favorable en general, aunque hacía inversiones de letras y números. Es una niña con un gran potencial.

CASO 6. 
La primera vez que vi a esta niña tenía 15 días de vida. Vino a la consulta por presentar cólicos del lactante, que se resolvieron con tratamiento homeopático.
Los padres quisieron seguir viniendo para realizar controles preventivos de su desarrollo neuro-senso-psicomotriz y la evolución ha sido muy favorable a todos los niveles, tanto biológico como neurofuncional. Ha organizado su lateralidad como diestra, está siguiendo su escolaridad e integrando los aprendizajes sin problemas.


Como ya hemos dicho, todos estos niños empezaron primero de Primaria en Septiembre, pero, evidentemente, no todos lo están haciendo en las mismas condiciones ni con las mismas posibilidades de éxito.
Consideramos que es un error muy importante y que puede marcar la vida y el futuro de estos niños que el parámetro por el que se toma una decisión tan trascendente, en la mayoría de los casos, sea únicamente la edad cronológica.

Es evidente que todos estos niños tienen circunstancias vitales muy distintas y que su edad cronológica puede ser la misma, pero su edad madurativa no.
Cuando tenemos 40 años, nadie nos pregunta si empezamos a leer y a escribir con 5, 6 ó 7 años, lo importante es hacerlo. Pero, en estas edades, un año puede ser trascendental.

El Dr. Ferré decía que “en nuestra sociedad, los niños son los únicos que no pueden coger la baja”. A la mayoría de estos niños o de otros que presenten problemas similares les iría muy bien poder contar al menos con un año más, un año en que sus esfuerzos se centraran fundamentalmente en la resolución de sus problemas de organización neurofuncional, un año más sin la presión de los deberes, etc...

Muchos padres manifiestan su preocupación, cuando no su angustia, ante la disyuntiva que supone dedicar el tiempo a la realización de la terapia o de los deberes y, además, es un tema sobre el que todo el mundo se atreve a opinar.

Hace unos meses, recibí un correo de una mamá en los siguientes términos (traduzco al castellano): “Queremos expresar toda la alegría y agradecimiento por el trabajo realizado con mi hija, estoy tan contenta...al principio, cuando tu padre nos dijo que todo iría bien, yo pensé que lo decía por animar...mucha gente me decía que haciendo nada más ejercicios, no mejoraría, que lo mejor era hacer muchos deberes y ejercicios escolares, estudiar...que eso de las terapias era una pérdida de tiempo y de dinero...
””Ahora mi hija es normal y genial y saca ella sola muy buenas notas, es una niña feliz, se esfuerza mucho y tiene sus recompensas, al final del largo túnel, por fin vemos la luz...”

Ya hace más de 100 años que el Dr. Ernest Dupré habló por primera vez de psicomotricidad partiendo de una concepción de la persona como una globalidad, en la que todos los procesos físicos, emocionales y mentales interactúan y esa interacción juega un papel fundamental en el desarrollo armónico. Por tanto, algunas de las técnicas de terapia que estamos aplicando para ayudar a los niños no son un “invento” ni una novedad, sino que se fundamentan en ideas y concepciones de hace ya muchos años.

Evidentemente, no está en nuestras manos cambiar las leyes, pero sí podemos crear conciencia de que el aprendizaje requiere el desarrollo previo de una estructura neuro-senso-psicomotriz capaz de percibir, integrar, ordenar y relacionar la información.

Mar Ferré

¿POR QUÉ ESAS PRISAS EN LOS APRENDIZAJES DE LOS NIÑOS?


En aquest article es posa molt d'enfasis en que no hem de posar traves al desenvolupament dels infants i els hem de deixar desenvolupar-se lliurament.
Ha estat extret de: 


¿POR QUÉ ESAS PRISAS EN LOS 
APRENDIZAJES DE LOS NIÑOS?

Te has preguntado alguna vez porqué esas prisas de los adultos para que los bebés o los niños comiencen cuanto antes a sentarse, a andar, a hablar, a leer, a escribir,…; en lugar de proporcionar los medios adecuados, las situaciones idóneas, para que el bebé o el niño vayan madurando a su ritmo y alcanzado estos hitos madurativos cuando él o ella estén preparados para ello.

Hace unos días ví a un bebé de unos 6 meses, su mamá y su abuela estaban muy contentas porque ya se sentaba, bueno, lo sentaban, y me llamó la atención la gran tensión que mostraba el niño y lo poco que le gustaba la situación.

Así que me ha resultado muy ilustrador leer el artículo «¿Por qué me sientan?» del blog Moverse en Libertad, que dice,

"Sentar prematuramente a los bebés es una práctica muy frecuente en nuestra sociedad. Ya en los años 50, la pediatra Emmi Pikler describía lo extraño que le parecía esta práctica tan usual y cómo esos bebés, que eran sentados prematuramente, mostraban un desarrollo postural tan distinto a los niños que se mueven en libertad. Ella planteaba que los pequeños se mostraban tensos y más rígidos, “como si se hubieran tragado un palo de escoba”

La autora del blog, Sarita Gálvez, hace una reflexión sobre el tema:

«Nunca me gustó la idea de sentar precozmente a los niños. En un inicio las razones eran más relacionadas con lo músculoesquelético, evitar el estrés en las articulaciones en formación, principalmente columna y caderas… Hoy sigo evitando poner a mi pequeño en posiciones que no logra por si mismo, pero las razones van mucho más allá de lo meramente físico, hoy las razones tienen que ver con el desarrollo emocional y cognitivo, con la nutrición sensorial y la formación de un ser de acción.»


El artículo «¿Por qué me sientan?» cuenta cómo cuando se planteó la pregunta de a qué edad se sienta por primera vez un bebé a una audiencia de «expertos», como kinesiólogos y educadores, la respuesta no estaba clara, no había consenso entre ellos, principalmente porque no todos entendían lo mismo.

"…sentarse es una postura que el niño construye a partir de otras posturas de transición y movimientos, no requiere ejercicios ni entrenamientos. Observando su movimiento espontáneo, un bebé se sienta solo después de girar hacia ambos lados, después de arrastrarse y pivotear; en general, se sentará solo cuando comience a gatear y, tomando como referencia los estudios de Emmi Pikler, eso es algo que suele suceder alrededor de los 9 meses…sí, 9 meses.

En consecuencia de lo anterior, comprenderemos que no sentar a un niño hasta que lo haga por sí sólo determina que los adultos debemos acompañar esos 9 meses y, dada la costumbre instalada, convencer al resto de los adultos que en realidad el hecho de que no permanezca sentado no es un signo de alarma de un retraso del desarrollo psicomotor. Desde mi experiencia profesional y personal quiero ser enfática, puesto que pienso que un niño que no es sentado precozmente y es expuesto a un ambiente estimulante y seguro de exploración, es un niño que desarrollará el desplazamiento mucho antes. Cuando un pequeño de 6 meses descubre los giros y descubre que si gira más de una vez puede alcanzar ese objeto que le llama la atención, comenzará a desplazarse"

Para ser más comprensivo este texto se incluye el siguiente vídeo:

Y en un siguiente artículo, “Qué hacemos cuando queremos volver atrás: guía práctica” se ofrece información muy útil para volver atrás, como por ejemplo qué actitud debe mantener el adulto,

Lo primero, es la actitud de respeto por lo que el niño sabe hacer y lo que le gusta. Siempre recordemos que dentro de sus genes la información sobre cómo moverse ya está, pero para desenvolver todo ese material necesita sentirse seguro emocionalmente, acompañado y respetado en sus tiempos.

Y respecto a no respetar los tiempos, el ritmo, en la maduración del niño o niña quiero compartir este interesante e ilustrador artículo de la Dra. Mar Ferré Rodríguez, «Los niños no pueden coger la baja» 

LA IMPORTANCIA DE GATEAR, TAMBIÉN PARA LA VISIÓN

Aquest article parla de la importancia que té gatejar en relació amb la visió.
Durant el periode en que els infants comencen a gatejar en el seu cervell comencen a crear-se les connexions interhemisfériques (connexió entre els dos hemisferis) de manera contralateral.
L'article ha estat extret de:


LA IMPORTANCIA DE GATEAR, 
TAMBIÉN PARA LA VISIÓN


Uno de los objetivos del desarrollo físico de los niños es alcanzar lo que se conoce como el patrón contralateral (brazo y pierna contrarios), que definimos como la función neurológica que hace posible el desplazamiento organizado y equilibrado del cuerpo. Dicho de otra forma, se trata de conseguir una sincronía entre el movimiento del brazo derecho con el pie izquierdo, y a la inversa, por ejemplo. Esto afecta a todas las estructuras dobles de nuestro cuerpo: Brazos y piernas, pero también visión y audición, que son también vías dobles y que permiten la visión binocular y la audición estéreodual. También somos diestros o zurdos cuando usamos nuestros ojos y nuestros oídos, por lo que conseguir la organización y equilibrio de nuestro sistema nervioso afecta también a nuestra vista y a nuestro oído.

Una de las etapas claves del desarrollo neuro-senso-psicomotriz es el gateo.

El gateo hace una contribución crucial a la hora de conseguir el patrón cruzado. En la historia clínica, analizar si el niño desarrollo, patrón cruzado, descartar conejeo o culeteo, que a veces pasan como gateo y no lo son. El gateo, por lo tanto, es importante para la organización posterior de la lateralidad y direccionalidad de la lecto escritura.

El gateo nos permite conseguir, entre otros, estos beneficios:
Conectamos los dos hemisferios cerebrales y creamos rutas de información. Cada uno de los hemisferios cerebrales tiene unas funciones concretas, y una buena conexión a través del cuerpo calloso nos permite poder utilizar todo el potencial de nuestro cerebro de manera adecuada y que los dos hemisferios trabajen en equipo.
Desarrollamos nuestros sistemas vestibular y propioceptivo. Estos sistemas nos informan de dónde están las partes que forman nuestro cuerpo, lo que es clave para mantener el equilibrio y mantener un movimiento armónico, relacionando e integrando el sistema visual.
Desarrollamos la convergencia visual y la capacidad de enfoque de los ojos. Al mirar al suelo, enfocamos los ojos a corta distancia, y cambiamos a la distancia larga cuando miramos hacia dónde vamos. Gatear es, pues, un buen entrenamiento visual.
Avanzamos hacia una correcta lateralización. El gateo minimiza el riesgo que en el futuro un niño pueda tener problemas de lateralidad cruzada o de otros trastornos de la lateralidad. El gateo activa los dos hemisferios cerebrales y permite un nivel de organización sensorial superior.
Nos facilita el aprendizaje de la lecto-escritura. El gateo desarrolla la coordinación del ojo y la mano, clave para cuando el niño aprende a leer y escribir.

El gateo es, pues, una etapa clave en el desarrollo infantil, que permiten al bebé convertir aquellas actividades todavía inmaduras, como la visión, en actividades sincronizadas. Gatear permite avanzar en el desarrollo del sistema nervioso y, por lo tanto, también en la visión.

Es por todo ello que puede aconsejarse a las familias evitar la deambulación (el andar) prematura, y potenciar el juego en el suelo, el arrastre y el gateo contralateral antes de pasar a la etapa de caminar, ya que les daremos a los niños más posibilidades de conexiones neurológicas y una mayor madurez de su sistema nervioso. Todo niño que gatea, después camina, por lo que es necesario evitar saltarse etapas en la medida de lo posible.